Por Ana Quintanilla
La Municipalidad Provincial de Arequipa en su edificio ubicado en la Plaza de Armas cuenta con una Galería en el segundo piso destinada a la exposición artística permanente, al costado de las oficinas de Cultura. En el banner de bienvenida se lee “Galería Virtual”.
Al ingresar a una especie de laberinto podemos observar grandes paneles a modo de cajas de luz con fotos e información sobre la ciudad acompañadas de pequeños códigos QR que llevan al visitante a una página web en la que hay más información sobre la historia, la ciudad y mas detalles informativos. Será esa la virtual.
Seguimos ingresando para encontrar en el medio dos cajas de vidrio con una agrupación de muñecas con trajes típicos del folclore peruano.
E ingresamos a la exposición en si, donde primeramente apreciamos un poco desordenadas esculturas de sillar. Estas piezas son resultado de los diversos concursos artísticos que se suelen realizar durante agosto como parte de las fiestas de Arequipa. Algunas piezas llevan carteles con el nombre de la obra, su autor, el puesto ganado y el año.
La sala está acompañada de paneles en cajas luminosas con información sobre las canteras de sillar, sus trabajadores, el proceso de extracción del sillar, y su respectivo código QR. Las piezas artísticas las encontramos algunas en el suelo, otras sobre muebles, otras sobre columnas, revelando la falta de espacio y la falta de visión para la posición y cuidado de las piezas. Cabe resaltar que la luz blanca de la galería no era de mucha ayuda.
En cuanto al análisis iconográfico de las obras en sillar son parte del intento de una representación cultural geológica de la ciudad. En algunas piezas apreciaremos actividades relacionadas con la agricultura, al arte y el folclor. Vemos también la representación de iconos andinos como el cóndor emblema de la región Colca. Entre las figuras humanas destacamos las piezas que representan actividades cotidianas, como “El huérfano” de Gabriel Orellana Valeriano, 2do puesto en XV concurso del sillar 2016, que representa un músico con guitarra y sombrero de la época.
Tengo que destacar que algunas de las piezas más interesantes de la galería son esculturas del concurso del año 2013, en las que pareciera que parte del concepto fueron alegorías de los carnavales. Así, los artistas representaron personajes abstractos y místicos, de formas cóncavas y circulares dándole una forma más suave y redondeada al sillar. Lo podemos ver en la obra de Isaac Huanco Humpire “El silencio a las faldas del Misti” (segundo puesto). Además, se puede ver una evocación del arte virreinal, similar a algunas columnas en casonas de la ciudad.
La sala de arte en sillar no fue del todo idónea, no puedo evitar percibir las deficiencias y las condiciones en las que se presentan al público. La distribución de piezas, que no están a una altura adecuada ni con una iluminación que propicie una correcta apreciación. Me dejó pensando en por qué proteger una copa de fútbol y no estas piezas de arte, ¿adónde quedó su valor?
Siguiendo por la galería nos adentramos a la sección de tallado en madera, donde encontramos piezas con representaciones de ancianos andinos, animales y arquitectura, representando igualmente costumbrismo y más de lo ya visto. Las piezas estaban dispuestas sobre mesas no tan altas y algunas simplemente en el suelo, con las mismas características de la sala de arte en sillar.
Finalmente, la sección de fierro forjado presenta formas un tanto abstractas y figurativas que iconizaban a personas, seres mitológicos, o símbolos como el escudo de Arequipa. Destaca la obra “La sirena” de Gonzalo Ames Zeballos.
Si bien la galería cumple con dar un espacio a los artistas de la ciudad para que se les reconozca y aprecie, las condiciones en las que están debería generar valor a las obras, pero no son las más adecuadas. Espacio, iluminación, mueblería, distribución no resaltan los detalles de las obras, la información brindada es muy pobre. Si bien es importante la clasificación de los materiales, se le da mucha importancia a ello y poca relevancia al trabajo artístico. Además, que no es preciso indicar que la muestra es virtual solo por el hecho de ponerle códigos QR.
Los espacios públicos y culturales que son tan necesarios en nuestra ciudad y que hacen falta, deberían poder coleccionar y cuidar estas piezas artísticas que han sido premiadas por la misma Municipalidad. Nuestra ciudad necesita de más belleza histórica pero también belleza actual y contemporánea. Imagino estas piezas de sillar adornando un jardín de alguna casona colonial o en un parque vecinal o como exhibición en alguna institución, dando así la oportunidad de inspirar el arte a distintos sectores.
De otra parte, me intriga la repetición. El costumbrismo que se representa sigue siendo el mismo de siempre, y se queda en lo artesanal.
Los maestros escultores, formadores y creativos, tienen una gran misión, una que permita la exploración interior del artista y que pueda innovar en concepto, materialización. El arte debe ser disruptivo, ir cambiando conforme a la época; también necesitamos disfrutar de esa revolución.
Al salir de la muestra, veo el mismo óleo en la entrada de la municipalidad, en el medio tiene un león fiero, junto al busto de Mariano Melgar a color, seguidos de Mario Vargas Llosa y otros personajes, los volcanes, la arquitectura, pero lo más interesante es que en cada parte lateral contiene 6 retratos (Hay 12 en total) de personas representativas de las profesiones y trabajos que fueron destacables durante la pandemia. Considero que esta representación se ve forzada, solo los retratos ya generan orgullo, sin tanta simbología regionalista que además está representada en varios espacios de la Municipalidad. Los retratos por sí solos logran el principal propósito que creo que es homenajear a los esforzados trabajadores.
(Maestría en Artes UNSA).