Noche inolvidable

Por Willard Díaz

En una reunión casi de amigos, íntima, Daniel “Kiri” Escobar se presentó la media noche del viernes madrugada del sábado en el acogedor espacio del Sheriff Restobar, Mariano Melgar. En momentos solista y en otros acompañado por los arequipeños María Emilia Ladrón de Guevara y Erick Tejada, y de la notable percusionista Laura Vidaurre, de ancestros mistianos, Kiri Escobar cantó lo mejor de su repertorio y otras canciones de su extenso repertorio.

Gran conversador, resumió pasajes importantes de su vida, las motivaciones de varios de sus temas, anécdotas de su carrera musical, entre canción y canción, lo que hizo de la reunión no solo un evento musical sino una suerte de performance amical y trascendente.

La música muy bien seleccionada y programada, aunque daba un aire de improvisación, fue la justa para proporcionar a los asistentes una buena idea de las virtudes de este añejo cantautor, recorrido de miles de kilómetros y experiencias, idas y venidas por América y Europa, enseñando y aprendiendo la riqueza de la música que discurre por fuera de los circuitos comerciales, cada vez más intragables.

Kiri conserva si no la frecura de su voz juvenil, la expresividad concentrada del profesional y el dominio del escenario, la administración de sus recursos musicales, que fueron en conjunto una verdadera demostración de fuerza, de talento y de pasión por lo que hace.

María Emilia Ladrón de Guevara, notaria arequipeña de profesión y cantante amateur, no deslució en absoluto la noche, por el contrario, cantó tres temas del Kiri con su clara voz y su gracia, que dieron variedad y profundidad al programa. Lo mismo Erick Tejada, promotor de la llegada de Escobar a Arequipa en esta ocasión, eligió e interpretó tres temas del invitado para matizar la reunión. Mención especial merece la joven percusionista Laura Vidaurre, según se dijo de ancestros arequipeños, que con notorio talento acompañó con ritmos precisos y brillantes casi todas las canciones de la noche, en diferentes géneros y tonos, redondeando el espacio musical y dándole la rotundidad de un espectáculo de gran valor.

El entusiasmado público, pequeño pero totalmente comprometido con el recital, acompañó, coreó y alternó toda la noche conversaciones con Kiri Escobar.

Una noche extraordinaria, para guardarla entre los mejores recuerdos.