Reseña por Willard Díaz
Miguel Alonso Cordero Velásquez es protagonista de la historia de la vanguardia del arte arequipeño de las dos últimas décadas. Febril creador en varios campos indefinidos, mezclados, transversales, limítrofes, del arte local, presenta ahora su último libro, que puede ser llamado poemario (como propone el autor), o bien testimonio, jugarreta, porque es todo menos lo que se espera.
“Canto” es canción, piedra, extremidad. El libro, además, tiene símbolos, fotografías, dibujos, avisos, comentarios. Fruto de una experiencia artística, una performance, una incursión en el cauce del río Chili, cuyo fin, al parecer, aunque no es seguro, fue recoger basura de sus aguas, con un extractor de ideas sobre la cabeza, con la cual Miguel Cordero desafió a la cordura, se arriesgó, y ganó. El libro es un complemento textual, la performance realizada fue la base. La performance ha pasado ante unos pocos testigos, el libro representa su rastro ilustrado, documentado.
Tres textos añadidos intentan señalar algunos de los significados del acto creativo de Miguel Cordero: un ensayo del finado Eduardo Ugarte Chocano (a quien está dedicado el libro) con mucha muy buena información; una semblanza de Seila Fernández; y una sesuda, sensible interpretación escrita por el joven poeta arequipeño Moisés Jiménez Carbajal. Entre los tres ayudan al lector a aproximarse al sentido si no al significado del texto, de la performance, de los vínculos entre el río, la contaminación, la acción creadora, el estadio del arte local, la forma de la vanguardia estética del siglo XXI.
Una vez más Miguel Cordero avanza un pie hacia nuestro insólito futuro.