Por Vivian Quispe Quico
Los libros que conocí en mi infancia eran de hojas amarillentas con dibujos cómicos de trazos gruesos, y con el aroma usual de libro viejo. Luego por mano de mi madre conocí las páginas blancas, olor de libro nuevo que me deleitaba. Ahora no hay aroma, solo una luz en la pantalla de mi celular u ordenador mientras voy leyendo.
Los avances tecnológicos han traído consigo una inmensidad de beneficios. Gracias a la globalización se ha dejado la promoción tradicional de los libros, ahora son las redes sociales el medio de difusión de la literatura, si bien aún se venden los libros en físico.
¿Pero no son los costos de libros en físico muy elevados?, ¿o el stock muchas veces es limitado? Aún recuerdo haber buscado con ahínco el libro “Demian” de Herman Hesse, sin éxito; un rayo de esperanza me iluminó cuando una librería internacional se abrió en mi ciudad (SBS), pero incluso allí no estaba en stock por la poca demanda. Ante esta problemática la digitalización fue un salvavidas en el mar lector. Muchos nos cobijamos bajo esta digitalización: nos volvimos piratas descargando libro tras libro, en páginas dudosas a veces (con riesgo de virus), pero a fin de cuentas lo logramos.
Esto rápidamente cambió cuando se abrieron plataformas donde se leían libros gratuitamente, e incluso se publicaban relatos de lectores independientes; aunque era una exposición de literatura creativa de principiantes: no había calidad pero si pasión. Una de las más conocidas es Wattpad, plataforma conocida como una red social para la lectura y escritura, y por sus relatos controversiales, populares y “best-sellers” de literatura juvenil.
La literatura juvenil por mucho tiempo se ha visto confundida con la literatura infantil, varios han señalado que dividirlas requiere se explique qué factores son determinantes y desde qué edad se denomina literatura juvenil.
Artículos como el de Jaime García Padrino (Vuelve la polémica: ¿existe la literatura…juvenil?,1998), también han cuestionado si esta existe o no, y desde qué momento se puede denominar “juvenil”. Se parte de la premisa “lo que le gusta al joven”, pero ¿no le gusta una diversidad de cosas que no están catalogadas como juvenil?
En el mismo artículo se dice que los docentes se quejaban de la falta de gustos literarios en los jóvenes. Hoy se afirma lo mismo sobre los jóvenes pertenecientes a la generación tecnológica: que se ven desinteresados por la lectura. Pero eso es una falacia por generalización, como nos dice Mariana Lama Odría (2015) “No se lee menos; se ha cambiado la plataforma en la que se hace. El libro pasó al e-book; la enciclopedia a la wiki; el correo al e-mail, Skype, Chat, Watsapp, Twitter, etc.” ¿Entonces si cambiamos nuestra manera de comunicarnos gracias a la globalización, no cambiamos también el medio por el cual leemos?
Plataformas sociales como Wattpad captaron la atención en un mundo globalizado. Tiene todo lo atractivo para un joven, se puede interactuar con personas de diferentes países y con un mismo interés, también se puede publicar escritos, y de esta manera muchos han alcanzado alguna popularidad.
La literatura juvenil ha llegado a ser reconocida desde la premisa de jóvenes escritores, hay muchos artículos que hablan de su difusión en la literatura, y sus producciones como narraciones transmedia, además que incentiva a la lectoescritura.
No podemos negarlo pero sí podemos cuestionar el impacto en los jóvenes lectores que se acercan al mundo literario desde esta plataforma. Si bien en los últimos años Wattpad ha sido vocero y cuna de escritores jóvenes, dándoles la oportunidad incluso de publicar en físico, se ha encontrado deficiencias en la calidad literaria en muchos de estos, desde errores de estilo, ortográficos, hasta huecos de trama. Se reconoce el potencial y la pasión de los escritores, ¿pero debemos aceptar que todo texto escrito haga parte de la literatura así sin más? ¿Podemos llamar literatura a cualquier texto narrativo aunque carece de literariedad?
Textos como “A través de mi ventana”, “Boulevard”, “Culpa mía” entre otros fan fictions muy conocidos como “La teoría Kim”, “Still with you”, son reconocidos en las redes sociales como “obras maestras”, no hay duda de que se tiene un interés genuino en producir literatura y compartirla. Los jóvenes leen ¿pero que leen? La obra “A través de mi ventana” narra una historia de romance discontinua en la que nos encontramos con personajes planos, que solo existen por y para su romance, su “amor” gira en torno a su exploración sexual, un tirar y aflojar de sentimientos. La trama realmente termina cuando el romance entre los personajes principales se da, lo que sigue es solo relleno; y eso que no se habla de la romantización de la premisa principal: “el espiar/acosar” a quién te gusta. La narración es fluida y podemos ver el potencial de Ariana Godoy (la autora) para escribir, pero no encontramos algo significativo que pueda aportar, ni en lo que pretende representar. Lo cual ciertamente nos deja un sinsabor.
Y es algo que se repite en las producciones más famosas de esta plataforma, romances cuestionables, protagonistas planos, tramas innecesariamente dramáticas, y fácilmente olvidables, lo que afecta a su trascendencia, sin contar que las obras en físico también carecen de una revisión editorial profesional y sobre todo la falta de literariedad en las producciones.
La competencia literaria no solo busca ver lo escrito como un texto lingüístico, sino también medir su impacto y su relación social con el medio. Desde ese punto el lector tiene la capacidad de alterar o suprimir el carácter artístico de la obra, cuestionarla y criticarla, es por ello fundamental el rol del lector en la producción literaria, porque incentiva la crítica literaria.
¿Entonces un lector que se acerca a la literatura y se encuentra con estas obras carentes de literariedad, no habrá de juzgarlas banales y sin sentido crítico? ¿No se le estaría dando una percepción muy vaga de lo que es la literatura y por ende limitando la percepción de otros que quieren adentrarse al mundo lectoescritor?
La falta de literariedad en las obras populares difundidas por plataformas como Wattpad nos da una noción equivocada de lo que es la literatura y limita el sentido crítico de los lectores.
(Escuela de Literatura, UNSA)