Por Víctor Hurtado
(El periodista y escritor nacional Víctor Hurtado estará el próximo miércoles 15 de visita en el Auditorio de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional de San Agustín donde brindará una conferencia sobre sus experiencias en los campos de la lengua. Aquí nos comparte un de sus últimos artículos, dedicado a los escritores de todos los géneros)
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Escribir con claridad significa ser entendido a la primera lectura. La comprensión inmediata es esencial. En este documento veremos algunos ejemplos de textos oscuros y la forma de evitar casos similares.
- Palabras raras.
A veces se usan palabras que casi nadie entiende; no se entienden porque son «raras»; es decir, propias de un lenguaje especializado (jerga profesional, jerga juvenil, palabras científicas, regionalismos, etc.). También pueden ser palabras anticuadas (arcaísmos) o muy recientes (neologismos). Lo mejor es emplear términos de uso común. Cuando es indispensable incluir palabras «raras», conviene explicarlas inmediatamente en una frase adjunta o dentro de un paréntesis. Veamos un ejemplo de párrafo incomprensible:
El texto se comporta como un criptograma travestido de palimpsesto; es la negación misma de la maqueta estadística en cuanto horror vacui ante la pregnancia superlativa de lo cuantitativo y el androginismo de una prosa cuyo icono sería esa zona de ambigüedad donde actúa la quimera de la anamorfosis.
Julio Calviño: ensayo La ideología de la forma en «Tirano Banderas».
- Puntuación dudosa.
Algunas frases confunden porque pueden variar de sentido con solo cambiar una coma o porque les falta puntuación. Debido a estos descuidos, a veces queremos expresar una idea, pero terminamos manifestando otra. Veamos tres posibilidades que varían según los lugares donde vayan las comas:
- a) «Cuando el grupo se reunió en 1990, grabó otro disco».
- b) «Cuando el grupo se reunió, en 1990 grabó otro disco».
- c) «Cuando el grupo se reunió, en 1990, grabó otro disco».
En el caso a) se indica que el grupo se reunió en 1990 y que en ese mismo año grabó un disco. En el caso b) no se sabe cuándo se reunió el grupo, pero sí sabemos que grabó un disco en 1990. En el caso c) es imposible saber si el grupo se reunió en 1990 o si grabó un disco en ese año (las dos comas hacen que el año esté aislado de las dos partes de la oración, de modo que puede pertenecer a la primera parte o a la segunda).
- Puntos equivocados.
Veamos otro tipo de puntuación equivocada; aquí se ponen puntos donde debe haber comas (o punto y coma). El autor pretende una redacción «más ágil», pero no la logra y, además, confunde al lector pues destruye la ilación que hay entre las frases. La coma siempre une; el punto siempre separa. Los verbos no «saltan» sobre los puntos. El punto funciona como un interruptor que apaga la energía del verbo.
Así, las partes de la oración (sujeto, verbo y complementos) forman una unidad que un punto no debe romper. Igualmente, las oraciones subordinadas forman una unidad que puede separarse con comas, o con punto y coma, nunca con punto.
Ejemplo de un párrafo mal puntuado (lleva puntos donde debe haber comas):
Rafael Alberti le contaría a Federico García Lorca los dictados surrealistas de esas gentes cordobesas de Rute. Era la veta de la tradición popular. La del pueblo. Que está en toda su poesía. En segundo término nos encontramos con la tradición culta. La tradición de Gil Vicente y de los cancioneros. La tradición de Garcilaso. La tradición de San Juan. La tradición de Quevedo. La tradición de Soto de Rojas. La tradición de Juan Ramón Jiménez, del que Alberti fue un gran admirador, aunque luego riñeran.
Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española. Artículo «Cuando pudo ser ya era tarde». Diario ABC. Madrid, 28 de octubre de 1999.
La puntuación adecuada es esta:
Rafael Alberti le contaría a Federico García Lorca los dictados surrealistas de esas gentes cordobesas de Rute; era la veta de la tradición popular, la del pueblo, que está en toda su poesía. En segundo término nos encontramos con la tradición culta: la tradición de Gil Vicente y de los cancioneros, la tradición de Garcilaso, la tradición de San Juan, la tradición de Quevedo, la tradición de Soto de Rojas, la tradición de Juan Ramón Jiménez, del que Alberti fue un gran admirador, aunque luego riñeran.
- Párrafo «cadena perpetua».
Algunos párrafos parecen interminables. Sus elementos pueden aparecer de manera lógica (sujeto, verbo, predicados), pero su lectura cansa porque encadena demasiadas frases sin separarlas con punto.
Para evitar estos párrafos que dan la sensación de ser «interminables», pueden suprimirse algunos puntos y emplearse más comas, y punto y coma. También puede dividirse el párrafo largo en párrafos más breves. Ejemplo de párrafo «excesivo»:
La más desnuda y frágil huella del hombre, su voz nombrando al otro hombre que ve y su paisaje doméstico y familiar, es el cuerpo vivo de cuanto proponemos y también el bullidor material que se nos brinda para que podamos trabajar con él, no moldeándolo como si fuera arcilla, sino procurando entenderlo, puesto que es palabra salida de la boca; señalamos al hombre nombrando lo inmediato, aquello que ve y que toca e intuye semejante o propio (su próximus y su locus natalis), pero desentendido de las nociones abstractas, de sentimiento y de las sensaciones, esto es, a un lado de todo lo que no fuera él mismo y su prójimo enmarcados ambos en su peculiar parcela.
Camilo José Cela: ensayo Teoría de la dictadología tópica española.
- Párrafo mal armado.Es el párrafo que presenta sus elementos en desorden; por ejemplo, la tercera oración debe ser la primera; la segunda, la cuarta; la octava, la quinta…
El idioma español es muy flexible, pero no es un Lego. El español permite construir periodos con cierta libertad; sin embargo, de todas las formas posibles, hay una o dos que son las construcciones más lógicas; es decir, las construcciones que siguen mejor la estructura sencilla: sujeto, verbo, complementos.
Conviene invertir así el orden cuando los predicados son muchos: predicados, verbo, sujeto. Ejemplo:
2 De 4 Frazer, 3 el gran etnógrafo, 5 hay, 1 aparte de las grandes y sabias compilaciones del Golden Bough, 6 un breve tratado, compuesto de una serie de conferencias –dadas, 8 si no recuerdo mal, 7 en Edimburgo– 9 y que me parece una maravilla. 11 No creo, 10 sin embargo, 12 que, 16 acerca de la interpretación de los principios de la mentalidad primitiva a que corresponde la condenación del incesto –que tal es el objeto estudiado en Psych’s Tasch– 14 haya dicho 13 Frazer 15 la última palabra.
Eugenio d’Ors: libro El vivir de Goya. Capítulo XVII.
Solución:
1 Aparte de las grandes y sabias compilaciones del Golden Bough, 2 de 3 el gran etnógrafo 4 Frazer 5, hay 6 un breve tratado, compuesto de una serie de conferencias –dadas 7 en Edimburgo 8 si no recuerdo mal– 9 y que me parece una maravilla. 10 Sin embargo, 11 no creo 12 que 13 Frazer 14 haya dicho 15 la última palabra 16 acerca de la interpretación de los principios de la mentalidad primitiva a que corresponde la condenación del incesto –que tal es el objeto estudiado en Psych’s Tasch–.
- Oración principal interrumpida por una o varias frases.
Es el párrafo que rompe una oración y pone en medio muchas frases que deberían ir antes o después de aquella oración rota. Este problema se resuelve uniendo la oración rota y poniendo los elementos restantes después de ella. Ejemplo:
La narración más pura que conozco, la que reúne con perfección más singular lo iniciático y lo épico, las sombras de la violencia y lo macabro con el fulgor incomparable de la audacia victoriosa, el perfume de la aventura marinera –que siempre es la aventura más perfecta, la aventura absoluta– con la sutil complejidad de la primera y decisiva elección moral, en una palabra, la historia más hermosa que jamás me han contado es La isla del tesoro.»
Fernando Savater: libro La infancia recuperada. Capítulo II.
La solución es simple: volver a unir la oración principal:
La narración más pura que conozco es La isla del tesoro: la que reúne con perfección…
- Verbo postergado.
En este tipo de párrafo, el verbo principal demora en aparecer: está mucho después de una serie de frases.
El lector siente «hambre de verbo». Se impacienta y se confunde cuando no lo descubre pronto; por esto es necesario escribirlo lo antes posible, sobre todo si este es el verbo principal, el que da sentido a una serie de oraciones encadenadas. Veamos dos casos en los que se presenta este problema.
- a) En enumeraciones es frecuente una construcción como esta: «El ministro de XX, Juan Pérez; la ministra de XX, María González; la embajadora de XX, Luisa Fernández, y el director de XX, Carlos Gómez, se reunieron el lunes para analizar la ayuda al sector agrícola».
A fin de que la lectura no resulte agotadora y confusa, es mejor adelantar el verbo principal: «Para analizar la ayuda al sector agrícola, el lunes se reunieron el ministro de XX, Juan Pérez; la ministra de XX, María González; la embajadora de XX, Luisa Fernández, y el director de XX, Carlos Gómez».
- b) Una construcción similar se produce cuando se escriben oraciones precedidas por la palabra «si»:
«Si mañana no se realiza la encuesta, si los resultados no están listos el próximo lunes, si la evaluación no se termina en quince días y si el informe no se publica en la primera semana de abril, entonces todo el esfuerzo habrá sido inútil». (Los verbos secundarios están en letras cursivas y el verbo principal está subrayado).
La solución consiste en comenzar con la oración que contiene el verbo principal y poner luego las otras oraciones (las que empiezan con si):
«Todo el esfuerzo habrá sido inútil si mañana no se realiza la encuesta, si los resultados no están listos el próximo lunes, si la evaluación no se termina en quince días y si el informe no se publica en la primera semana de abril».
En vez de la palabra si, en los comienzos de oración pueden aparecer palabras similares, como mientras o cuando. Ejemplo: «Mientras…, mientras…, mientras… y mientras…, no será posible el trabajo». La solución es la misma, adelantar el verbo: «El trabajo no será posible mientras…, mientras…, mientras… y mientras…».
- Ilación difícil.
Algunos párrafos comienzan con expresiones como estas: «Por lo anterior…», «Ese problema…», «Eso significa que…», etcétera.
Deben evitarse esas expresiones porque obligan al lector a regresar al párrafo previo a fin de detectar qué es «lo anterior» o «el problema». Mejor es iniciar los párrafos con palabras que mencionen precisamente lo dicho en el párrafo previo:
«Debido a ese déficit…».
«Dicho proceso judicial…».
«El problema de la deserción escolar…».
- Doble negación
Es mejor evitar giros como estos: «Nadie sino el ministro puede tomar la decisión», «No fue sino hasta 1999 cuando se aprobó la ley», etc.
En tales casos se producen dobles negaciones; es decir, primero se niega (no) y luego se anula esta negación (sino). Esta forma de redacción «engaña» al lector porque primero le niega algo y luego le revela que tal negación no vale.
La forma de evitar esta doble negación es formular directamente una afirmación: «Solo el ministro puede tomar la decisión», «Solamente en 1999 se aprobó la ley».
(Víctor Hurtado Oviedo, editor de la revista cultural Áncora, de La Nación.
San José, Costa Rica, 25 de septiembre del 2012.)