Seres humanos usados como objetos

De la presentación de “El cuerpo anudado”

En el Auditorio Mario Vargas Llosa de la Escuela de Literatura y Lingüística de la Universidad San Agustín el viernes 04 se presentó la obra “El cuerpo anudado”, en una ceremonia en la cual el autor, doctor Fernando Rivera, profesor en la Universidad de Tulane, Estados Unidos, dialogó con docentes y alumnos de Literatura. Aquí transcribimos algunos fragmentos de la mesa redonda.

 

Fernando Rivera: El libro tiene dos partes, la primera es la más extensa, es un desarrollo teórico sobre lo que llamo la objetificación. La segunda parte es el análisis de tres casos: el primero es del diario de Colón, porque Colón es el primero que convierte en objetos a la población indígena americana y la evidencia la estamos viviendo hasta ahora; luego analizo la película “La teta asustada” en la cual vemos cómo una muchacha vive lo que llamo el “vislumbramiento”, cuando observamos a una persona y estamos evaluando la calidad de objeto de la persona.

Hay que agregar que el fenómeno de la objetificación no es un fenómeno que le ocurre solo a gente perversa o criminal, la objetificación la practicamos todos. Convertir a un ser humano en objeto para nuestros intereses es una práctica humana cotidiana, como caminar y respirar.

Desde los estudios de la psicología que señalan cómo los bebes van considerando el mundo en términos de objetos, hasta todo tipo de actividades, como las relaciones sexuales consentidas, por ejemplo; se trata al otro como objeto. Cuando un cirujano va a operar, opera a un organismo vivo, considerándolo también como un objeto.

Los seres humanos objetificamos y somos objetificados permanentemente.

Al final, el tercer análisis del libro es sobre la película “NN”, que tiene que ver con el trabajo de un equipo forense recogiendo restos humanos que han sido enterrados clandestinamente y ahí se ve que estos restos se pueden convertir en objetos humanos, y luego recién se puede construir la memoria. La memoria se puede construir solo sobre una base material, aunque sea creada discursivamente

Esa es la idea del libro. Espero sus comentarios.

Nardy Rosado: Hay algo que me llama la atención en este proceso de convertir al otro instrumento para determinados fines, me pregunto, ¿qué condiciones tienen que haber? Si bien es cierto todos podemos objetificarnos, ¿en qué medida esto es positivo y en qué medida es negativo?

Fernando Rivera. Mi investigación está basada en un fenómeno transcultural y transhistórico. Un fenómeno que caracteriza al ser humano y diría yo que lo distingue de otros seres vivientes, es la instrumentación. Si bien hay animales que pueden utilizar a otros animales, el grado de instrumentalización que practica el ser humano es radicalmente mucho más grande. La práctica de la instrumentación es la que lleva a los seres humanos a la objetificación.

Los seres humanos siempre hemos instrumentado. El micrófono que uso es un instrumento, el automóvil que me trae es un instrumento. Pero instrumentar objetos es una cosa, instrumentar animales es otra. El objeto humano en tanto instrumento es muy distinto a otros instrumentos. El humano puede reaccionar al hecho de ser convertido en instrumento.

La objetificación usa al ser humano como instrumento, pero no quiere esto decir que lo convierte en todos los ámbitos de su vida. Es un fenómeno social. Como ser social uno puede ser reducido a objeto, pero en otro tipo de relación social no necesariamente soy objeto.

En sociedades totalitarias o en la esclavitud casi toda la práctica social con los seres humanos está sometida a la objetificación, el esclavo es un instrumento para todos, menos probablemente para su familia más cercana. En la vida, el médico tiene que operar con mi cuerpo como con un objeto, eso no quiere decir que yo haya sido convertido para todos los grupos y para todas las relaciones sociales en objeto.

Nardy Rosado. Pongo el caso de esas mujeres campesinas maltratadas por su familia, por Sendero, por los militares, de mil maneras. ¿Cómo medir los grados de objetificación social?

Fernando Rivera. Hay algo central que es el discurso. Nosotros no instrumentamos a otra persona porque nos da la gana, sino porque eso está en nuestra sociedad, en la cultura. Aprendemos en la cultura a instrumentar a los otros. Si contratas a un albañil para que construya tu casa lo instumentalizas, pero hay grados máximos de utilización lo que yo llamo el cuerpo anudado, de alguien que ha sido reducido a un cuerpo y no se respeta su capacidad subjetiva, su condición de sujeto. ¿Cuándo una objetificación es buena o mala?, eso lo regula la sociedad discursivamente.

Pamela Cáceres: Me preocupa un poco esta categoría de la objetificación porque no considera los distintos tipos de relaciones de producción entre los seres humanos. Creo que esa distinción es básica. Smith, hace una primera distinción al decir que la gente en el capitalismo no debe trabajar obligatoriamente sino debe desear, tener la voluntad de trabajar. Luego Marx se da cuenta que ese elegir es una ilusión, no elegimos trabajar, estamos obligados. Y es cuando propone la teoría de la reificación. Pero ¿cómo resolver la diferencia entre el albañil que tratamos con mucho respeto y el esclavo?

Fernando Rivera: Como menciono en el prólogo, la reificación o cosificación está muy cerca de la objetificación. De hecho tienen la misma entrada material, el marxismo. Pero también apelo a Merleau-Ponty, que tiene una perspectiva diferente. Lukacs es quien comienza a hablar de la reificación y cosificación. Su problema es que todos ellos no problematizan el cuerpo, el cuerpo como instrumento. Parten del trabajo como paradigma de explicación del trabajo dentro del capitalismo. Por eso es que recurrí a Hanna Arendt, que hace una revisión del trabajo desde los griegos. Incluso podría enmarcar también a la experiencia inca. El discurso social del imperio inca sobre el trabajo tiene tanta violencia como el del capitalismo. Los teóricos marxistas en general no problematizan al cuerpo. Ellos tratan de explicar el fenómeno de la reificación pero como se hacía hace tiempo, con el positivismo, que no consideraba al punto de vista. Con la posmodernidad entendemos que el punto de vista marxista es un punto de vista más, y eso no permitió observar el punto de vista de quien es objetificado, por ejemplo.

Arturo Caballero: Desde hace mucho tiempo tengo una convicción: el futuro de los estudios literarios lo veo cada vez más distante del estudio de las obras literarias o de la literatura. No porque no merezcan atención, la merecen. Pero ya la primera generación de los estudios culturales comienza a movilizar lo que la teoría literaria no mira. Lo digo porque el libro de Fernando tiene que ver con algo que no es propiamente literatura, y que el marco teórico que usa transita por Hegel, Hanna Arendt, Foucault, Así como hay establecimientos muy conservadores respecto a las viejas humanidades, también hay una variedad de establecimientos de una enorme apertura respecto a los textos literarios.