Pepe Jarufe

Recuerdos de “El Tocadiscos”

 

UNO

Fui a Radio Continental, en el tercer piso del edificio del Teatro Municipal, por la entrada de Rivero. Yo había subido hasta allí porque quería saber de quién era aquella voz, decirle que escuchaba su programa desde hace varios años, averiguar de dónde sacaba toda aquella música maravillosa. Pero él estaba muy ocupado yendo y viniendo entre control de audio y el micrófono, dando órdenes, contestando al teléfono, tomando notas, escogiendo discos. Observé durante un rato a un joven alto, seco, de voz baja y bien modulada, enérgico, que llevaba un cigarrillo en la mano todo el tiempo. No pude hablarle; Pepe Jarufe en aquellos tiempos era inaccesible y yo tenía quince años.

La segunda vez me fue un poco mejor. Yo trabajaba como conductor de un par de programas de radio y como periodista de espectáculos, cuando le pedí una entrevista. Accedió de mala gana, haciéndome varias restricciones.

De su vida privada no quiso hablar.

Pepe Jarufe dejó el Colegio Independencia en la Promoción 1957. Probablemente ya era locutor en sus años de colegial. ¿Nació en 1942?

Por su apellido todos suponemos que su ascendencia es turca; de hecho, algunos lo llamaban en confianza “El Turco” Jarufe. Yo no, le tenía gran respeto y admiración.

¿Era él vecino de Palacio Viejo, de La Merced, de Vallecito?

Hacia 1960, junto a Enrique Landa coanimaba un programa llamado “Feliz Amanecer” en la radio de la calle Sucre. Luego apareció “El Tocadiscos”. Aunque había un programa similar en una radio de Chile Pepe Jarufe siempre sostuvo que no lo sabía. No importa. El suyo era “el nuestro”.

 

DOS

“El Tocadiscos” no fue el primero ni el único programa de radio que tocaba música juvenil en los años sesenta en Arequipa. En mi recuerdo se mezclan los nombres de Pepe Sagar Bejarano, Jorge Belón, Víctor Cheneaux, “El hit-parade musical”, La Moderna y otros. Pero “El Tocadiscos” perduró. Jarufe lo sostuvo tercamente pasando por varias radios pero volviendo siempre a “Continental”, variando de horario, atento a las cambiantes tendencias musicales de las décadas, retornando a los recuerdos de sus primeros años, venciendo a la adversidad, a la inseguridad de los auspiciadores y quién sabe a qué más. Perduró hasta hacerse eterno.

 

TRES

En 1961 Arequipa tenía 170 000 habitantes, la ciudad era pequeña y uno podía encontrar en toda oficina pública o privada a algún pariente, amigo o conocido. Hoy nos hemos multiplicado por seis y el anonimato es la ley. Arequipa ha pasado de ser una ciudad señorial, pequeño burguesa, a una moderna e incluso posmoderna con hábitos y estilos de vida radicalmente diferentes de los de aquellos tiempos.

La música que nos formó en la adolescencia fue el rock, luego vinieron el pop, los chilenos y argentinos de la Nueva Ola, el rock progresivo, Sui Géneris y todos los demás. Hasta 1980 tuvimos una imagen radiofónica propia; pero cuando llegaron las cadenas nacionales nos volvimos limeños. Por eso la música del recuerdo que pasan esas radios no es la nuestra. Por eso es que “El Tocadiscos” nos representa mejor.

 

CUATRO

He aquí el “Ranking Anual de 1964”. De esto, hace cincuenta años.

20) “Soy feliz cuando bailo contigo”, Los Beatles

19) “Adios”, Gilbert Becaud

18) “Chin-Chin”, Richard Anthony

17) “Cuándo veré a mi chica”, Gene Pitney

16) “Si quieres dejarme”, Michele

15) “No soy tuya”, Lesly Gore

14) “Quiero quedarme contigo”, Eddie Gorme y Steve Lawrence

13) “La mama”, Charles Aznavour

12) “Todos aman a alguien alguna vez”, Dean Martin

11) “Oh no”, Paul Anka

10) “Ahora no”, Neil Sedaka

09) “Una lágrima en la mejilla”, Bobby Solo

08) “Cayó un estrella”, Gene Pitney

07) “Nataly”, Gilbert Becaud

06) “Ahora que eres una mujer”, Bobby Solo

05) “Cada vuelta”, Paul Anka

04) “Debería habérmelo imaginado”, Los Beatles

03) “El cielo es tan bello esta noche”, Richard Anthony

02) “Pregúntame”, Elvis Presley

01) “Y yo la quiero”, Los Beatles

Cientos de colegiales, jóvenes y chicas, escribían hojitas de papel arrancadas de sus cuadernos y cada semana llenaban las urnas depositadas al ingreso de la radio, para que su canción preferida fuera la primera. Algunos sospechaban que Jarufe inclinaba al final la balanza, pero la elección era justa casi siempre. Y al final, qué importa. En conjunto toda esa música está unida como uno más de los elementos de nuestra materia a los pasajes más importantes de la lejana mocedad.

Como es notorio en la lista del 64, éramos unos románticos apacibles. Luego vendrían los ritmos salvajes, el metal, la malditez, el otro lado del romanticismo, pero ellos tendrían diferentes medios y otras circunstancias. “El Tocadiscos” fue hecho para el amor y el goce.

 

CINCO

He pasado varias horas buscando noticias de Pepe Jarufe en internet. No hay. Salvo un par de comentarios distantes, la vida de este hombre que instiló en nuestras vidas tanta música popular, tan entrañable, no es recordada. No hay una foto suya en ningún lugar.

El diploma de la ciudad, la medalla de la ciudad, los reconocimientos institucionales, cívicos, la gratitud oficial, le son indiferentes. Pero, ¿quién, que lo haya oído no lo lleva en su cansado corazón?

 

SEIS

Le dije a mi esposa “Mira, está allá. Vamos, quiero que lo conozcas”. Cruzamos la calle y lo saludé en la puerta de “La Gran Vía”. Me reconoció de inmediato. Le presenté a mi esposa pero él empezó a hablar con energía y no me escuchaba, dije que su programa había sido el más sintonizado de esta ciudad durante treinta años, que él era la historia vida de la música juvenil para varias generaciones, empezando por la mía. Pero no me prestaba atención, le dijo a mi esposa “Eran otros tiempos. No como ahora a que cualquier ignorante le dan un micrófono. La música era música, no los ruidos chabacanos de hoy. Que te diga tu papá. Hemos conocido a Frank Sinatra, a Paul Anka, a Brenda Lee, al Elvis Presley, grandes señores de la música que son historia”. Y siguió media hora hablando así de aquellos tiempos, mezclando su elogio de la ciudad con nombres y fechas y autores de canciones en una memoria amplia y minuciosa que todavía nos sorprende.

Le compré dos cajas de CDs. No tenía más en ese momento pero me ofreció toda la colección de los rankings de “El Tocadiscos” si lo buscaba otro día en el mismo lugar. No me atreví a decirle que desde que hay internet he conseguido cada una de esas canciones, buscando en la web con la pasión de un fanático, o de un nostálgico, o de un melómano. De alguien que ama su pasado.

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