LA LITERATURA HUMANA

Ensayo ganador del Primer Premio de los Juegos Florales UNSA, 2016

Jamie Cat estaba en un fuerte de caballería del ejército norteamericano en el Sur mientras leía Reflejos en un ojo dorado de Carson McCullers. Le decían Jamie por James, su nombre allá en el Sur, pues nadie quiso aprender a pronunciar el verdadero nombre aquel latinoamericano, Santiago. Lo de Cat salió de los mismos soldados al darse cuenta que Santiago, a pesar de su gran tamaño y sus ciento veinte kilos, podía ser tan silencioso como un gato.

Leía cuando su habitación fue invadida por una luz de neón azul que provenía de la ventana. Al acercarse se sintió como imantado y vacío y su cuerpo atravesó el vidrio, voló. Luego, presa del miedo, perdió la conciencia.

Al despertar se halló en una habitación con cinco criaturas extrañas y asquerosas. Jamie me las describió como ajolotes gigantes. Le hablaron sin apenas moverse, sin pronunciar sonido alguno, pero Jamie pudo comprenderles.

– ¿Qué hacías ahí sentado?

– Leía.

– No hacías nada. No comías, no te movías, no trabajabas, no dormías, no hacías nada. ¿Qué hacías ahí sentado?

Los ajolotes observaban a la humanidad hacía mucho tiempo y habían alcanzado a comprender muchas acciones humanas, pero la de Jamie se les escurría de las manos. Así fue cómo Jamie explicó a aquellas criaturas lo que en ese momento llamó La Literatura Humana.

El siguiente ensayo es una transcripción de aquello que Jamie improvisó oralmente frente a los ajolotes. Al volver a casa, recibí su llamada y juntos trabajamos en el ensayo, pues lo consideramos importante, una primera comunicación a niveles muy profundos entre ambas especies. El ensayo La Literatura Humana es el primer eslabón literario entre la humanidad y los ajolotes gigantes. También es, como es lógico, el texto de un loco atravesado por el miedo.

La Literatura Humana

Por Jamie Cat

Eco dice que la literatura es un bien del hombre y que a diferencia de otros bienes, se produce por amor a la humanidad, sin fines prácticos. Y se consume por deleite, por elevación espiritual o por ampliación de conocimientos.

El libro es el objeto que contiene a la literatura humana. Al abrirlo, se inicia un diálogo que rompe las fronteras espacio-temporales y nos permite comunicarnos con la historia. Leer es hablar, leer es abrazarse.

Hay un relato de H.G. Wells llamado El extraordinario caso de los ojos de Davidson. En ese cuento el protagonista, Sydney Davidson, es un científico que sufre alucinaciones. Sus ojos ven una realidad distinta de la realidad en la que se encuentra. El cuento de Wells es una perfecta metáfora de eso que yo hago y ustedes no entienden, leer. Leer nos permite entablar una doble relación con la realidad. Por un lado hay una relación vital y entrañable (hecha con las entrañas) y por el otro hay una relación ficcional, simbólica e igualmente vital.

Vargas Llosa dice que la gran literatura es una extraordinaria forma de conocimiento de lo real. El arte no necesariamente imita la vida, pero crea directamente a partir de ella y la ficción atrae a los humanos ya que es al mismo tiempo parecida y no parecida a la vida. Sydney Davidson veía las olas y a un grupo de pingüinos retozando en un roquedal junto al mar, y al mismo tiempo escuchaba la voz de Bellows, su compañero de trabajo, que lo traía de vuelta a su pequeño laboratorio.             Vargas Llosa dice que volver de ese viaje produce desencanto ante el mundo real, el desencanto genera desasosiego, y esta falta de sosiego se traduce en una actitud crítica frente al mundo. La literatura es una forma de ejercer la libertad, y su poder hace que los ciudadanos sean a su vez más libres y más críticos con su sociedad.

La verdad es la piedra angular sobre la que se sostiene la literatura. El escritor es un cazador de verdades. Se dice que McCullers amaba atrapar la verdad con los dientes y salir corriendo, una costumbre que jamás abandonó. Sin verdad no hay literatura, pues su función va más allá del deleite espiritual o intelectual.

La literatura persigue a la verdad como el gato al ratón.

Atravesar los libros es viajar a través del hombre en el tiempo y en todas sus latitudes. Sábato afirmó que la literatura es la forma más completa y profunda de examinar la condición humana.

Hecho y ficción están íntimamente unidos, y no son contrapuestos sino complementarios. Los hechos son acciones que tienen lugar en el mundo, que tienen un inicio y un final, y cuando se llega a ese final, ese hecho deja de existir, desaparece. La ficción recoge los hechos y les da forma, les ofrece una duración que no poseen por sí mismos. Los renueva, los revalora y les vuelve a dar un halo de vida. La literatura le da inmortalidad a los hechos, la ficción le da forma más duradera a los actos del hombre.

¿Y para qué sirve la literatura humana? Como poder inmaterial, tenemos que suponer que su funcionalidad corresponde también a lo inmaterial y a lo abstracto.

Eco plantea las siguientes funciones: la literatura mantiene en ejercicio la lengua como patrimonio colectivo. La lengua es sensible a lo que la literatura le transmita, y al contribuir a formar la lengua la literatura contribuye a la creación de identidad y comunidad.

Además, la literatura es un acto terminado y perfecto, con lo cual corresponde a ser un modelo de verdad debido a que lo escrito no podemos ponerlo en duda. Esta verdad, ordenada, estructurada y diáfana nos permite comprender el caos que es el mundo real, donde no existe inicio ni fin, buenos ni malos, y donde el destino no está prefijado y escrito, por lo cual vivir es caminar sobre un fina capa de hielo, siempre dispuesta a resquebrajarse. Mientras, leer es asumir que el destino de los personajes del libro ya esta escrito y trazado y nada puede alterarse. La literatura educa al hombre frente a la muerte a través de la aceptación del destino del personaje.

Hay personajes que traspasan los límites de su propia historia y se vuelven entidades colectivas, autónomas, además de convertirse en símbolos humanos. Don Quijote puede simbolizar el idealismo, la libertad y/o la locura. Hamlet, la duda. Werther, la fatalidad del destino y la muerte. Es a través de ellos, de sus aventuras y su sufrimiento que logramos comprender algo de nuestra propia existencia, individual y colectiva.

Para terminar, Harold Bloom, en el prólogo de su libro Relatos y poemas para niños extremadamente inteligentes de todas las edades comenta la relación afectiva de la literatura y el hombre, sobre todo en el niño:

“Un niño a solas con sus libros es, para mí, la verdadera imagen de una felicidad potencial, de algo que siempre está a punto de ser. Un niño, solitario y con talento, utilizará una historia o un poema maravillosos para crearse un compañero. Ese amigo invisible no es una fantasmagoría malsana, sino una mente que aprende a ejercitar todas sus facultades.”

Eso también es la literatura, una compañera de soledad, una amiga que siempre presta su sabiduría a los que acuden a ella. Espero haberles hecho comprender aquello que tanto anhelaban, ahora quisiera volver inmediatamente a casa, no quiero alarmar a nadie en la Tierra con mi ausencia. Mi trabajo aquí está más que cumplido.

Jamie fue devuelto a su habitación en un abrir y cerrar de ojos. Observó su libro de McCullers, abierto donde lo había dejado. No sabía cuánto tiempo había pasado. Simplemente se puso a tomar nota de todo lo dicho a los ajolotes. Luego recibí su llamada y acudí a su encuentro. Había que investigar, buscar las fuentes, cerciorarse de que Jamie había citado correctamente. Una vez seguros de la información brindada a los ajolotes, comenzamos el proceso de escritura, el cual nos tomó los nueve días siguientes. Luego Jamie viajó y aún no ha vuelto.

– Me voy a leer –fue lo último que me dijo.

 

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