Crítica de la Exposición, por Gabriela Motta
En febrero se exhibió en la Galería Casa Blanca, de Arequipa, la colectiva de los artistas Gabriel Lazarte, Ángel Hernández y Eros Pomier denominada “El cuerpo como forma para trascender”. Ofrecemos aquí una crítica de esa muestra.
La exposición estuvo formada por once obras de diferente técnica y sobre diversos soportes plásticos, lo que amplía el vocabulario visual de los artistas y les brinda la oportunidad de explorar nuevas técnicas, texturas y efectos visuales.
“El cuerpo como forma para trascender” explora la dimensión del cuerpo como representación del tránsito de la vida hacia la muerte en una relación dialéctica. La figura humana adquiere protagonismo en esta muestra. El cuerpo, como expresión plástica, nos invita a reflexionar sobre la historia que narran nuestros propios cuerpos, como resultado de la acumulación de experiencias, vivencias y nuestra subjetividad. En este sentido, el cuerpo no es simplemente un objeto físico, sino que está imbuido de significado simbólico y cultural.
Estas referencias teóricas nos llevan a considerar el concepto de “cuerpo parlante” de Lacan. Lacan sugiere que el cuerpo humano trasciende su naturaleza física y se convierte en un medio a través del cual se expresan significados culturales, sociales y psicológicos. En este contexto, la pintura emerge como un poderoso vehículo para explorar y comunicar estas dimensiones del cuerpo humano.
Cada artista participante en esta exposición nos muestra su perspectiva del cuerpo como un medio para expresar ideas, emociones y conceptos simbólicos. La representación del cuerpo humano se convierte en un lienzo para expresar estados emocionales, conflictos internos e identidades.
Los tres artistas que participaron son estudiantes de la Facultad de Arte de la Universidad Nacional de San Agustín. Han hecho varias exposiciones colectivas en la ciudad de Arequipa. Tienen una propuesta prometedora que se está gestando a través de la exploración minuciosa y el compromiso constante con su trabajo artístico. Su enfoque innovador y su dedicación reflejan un potencial artístico que merece ser apreciado.
Las tres obras presentadas por Eros Pomier muestran su exploración en la representación del cuerpo humano como vehículo para la comunicación y la expresión simbólica mediante el lenguaje y los gestos. A través de su arte, Pomier revela una conexión intrínseca entre la forma física del cuerpo y su capacidad para transmitir mensajes
En sus cuatro obras Ángel Hernández explora el concepto de la muerte y la religión. Según Hernández: “Buscaba representar de manera más cruda y realista un plano mortal, y su contraparte divina con un tratamiento más bizarro, llegando incluso a lo surreal”. En este sentido, el artista utiliza la representación del cuerpo para simbolizar la mortalidad y la trascendencia espiritual. La alegoría a la muerte se manifiesta a través del uso de un cráneo en una actitud de resignación en la pieza titulada “Cadáver en descomposición”.
La representación de la Virgen María, a través de la pieza “Escultura olvidada de una Virgen” refleja un esfuerzo por elaborar la omnipresencia de los conceptos religiosos, los cuales se infiltran en la cotidianidad de manera consciente e inconsciente, según Hernández, como “espantapájaros caseros”.
Gabriel Lazarte, a través de sus cuatro obras explora introspectivamente la reelaboración de vivencias como forma de catarsis subjetiva. Busca representar estados emocionales y psicológicos mediante la postura, expresión facial, gestos y composición, transmitiendo una amplia gama de emociones y reflexiones subjetivas. Estas pueden inducir en el espectador una catarsis en sentido inverso, provocando la reflexión sobre la finitud de nuestra existencia.
Los tres jóvenes artistas con sus propuestas frescas y solidas nos prometen una experiencia enriquecedora y reflexiva acerca de la historia que narra nuestro cuerpo, un cuerpo vestido de lenguaje.
(Maestría de Artes, UNSA)